jueves, 6 de noviembre de 2014

Cuando estamos sanando.

Cuando sigues un camino espiritual y toda tu vida se basa en aprender y ser mejor de lo que eras ayer como ser humano, cada cierto tiempo, la vida te empuja a un salto cuántico.

Estos saltos cuánticos son necesarios para continuar, para seguir adelante. Sin ellos tu camino iniciatico se bloquea, no continua y tu vida se paraliza en algún sentido.

Tal vez seas una persona amorosa, alegre y divertida que entiende el amor y el humor como una forma de conectar con Dios y todo va bien, pero un día empiezas a sentirte mal por que alguien no te ha reconocido como tu esperas o crees que mereces.

O a lo mejor alguien te ofende y en lugar de reaccionar con dulzura y flexibilidad te muestras agresivo y desconfiado. Estos son indicadores claros de que toca un salto cuántico en tu vida.

Esta te pondrá una situación delante para hacerte reaccionar. Tú podrás captarlo a la primera o dejarlo pasar, en cuyo caso repetirás y repetirás la experiencia hasta que decidas poner manos a la obra y acabar con ello.

Cuando por fin decides dar el salto intentarás por todos los medios hacerlo muy bien, querrás rozar la perfección. Te negarás a ti mismo sentir de la antigua manera, pero esto es imposible. Al menos es imposible de buenas a primeras. De un día para otro no sucederá. No funciona asi. La sanación es un proceso, lleva su tiempo.

Cuando pones tu foco en sanar una parte de ti, sentirás un huracán de emociones por dentro. Un día creerás tenerlo todo bajo control, al siguiente llegará alguien a ponerte a prueba con un comentario o una actitud y el mundo se te caerá encima al comprobar que reaccionas mal, e incluso peor que antes.

No te preocupes, no te sientas mal. Es completamente normal. Para sanar una mala actitud, generalmente basada en el miedo, tendrás que limpiar muchas capas de angustia, dolor y de memorias inconscientes que te han estado limitando durante un largo periodo de tiempo.

Se amable contigo y permítete vivir el proceso sin prisas y siempre con el foco puesto en esa sanación interior y en ese salto cuántico que te espera.

Durante el proceso se honesto contigo mismo, se claro y no te permitas excusas para justificar un parón o un retroceso. Si lo hay, bienvenido. Bendito sea que te dice donde estás. Agradece y sigue adelante con el foco puesto en la meta, tu sanación.

Habrán cientos de saltos a lo largo de tu vida, miles de pruebas. Caerás, te sacudiras el polvo y continuarás. Para eso estas aquí. Eres humano y tienes derecho al enfado y al dolor o fustración cuando algo te disgusta, se amable contigo. No le des más vueltas. Recuerda que sobre todas las cosas eres un ser divino con un camino sagrado que recorrer. Hónralo, cuídalo, mímalo. Se te ha dado para que lo transites y lo sanes, y todo ello, por que el universo te necesita aquí y ahora, justamente en este momento haciendo lo que estas haciendo. Hazlo bien, si tú camino es bueno el mundo será un lugar mejor gracias a ti.

Vanessa Cánovas.

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