La vida también pone a prueba a aquellos que aman de verdad.
Aquellos que lo dan todo, que son inocentes, transparentes y confían tanto en los demás que dán por sentado siempre entregarán lo mejor, equivocándose muchas veces.
Si, la vida es una increíble prueba de fé para aquellos cuya alma es tan frágil cómo una pompa de jabón en un jardín de cactus.
A nosotros también nos dañan, nos utilizan y menosprecian. Aunque lo demos todo, aunque entreguemos lo mejor. Y lo hacen como un regalo. Nos regalan la posibilidad de dudar. Y el por qué es un regalo es muy simple.
Tras una crisis de fé siempre llega la luz más potente y la certeza más profunda de que todos somos uno, y de que el otro, trae un mensaje para ti.
Donde estás y hacia donde vas podría ser el mensaje. Perdonas y sigues o te quedas en el resentimiento. Pones en práctica la tolerancia o te muestras inflexible. Decides seguir dando lo mejor u optas por empequeñecerte. ¿Que haces? ¿Que eliges? ¿Con que te quedas?
Si, esas pequeñas pruebas y crisis de fé son un regalo, el regalo de entender quien eres, saberte increíble y seguir siendo tú.
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