domingo, 28 de diciembre de 2014

Ama tus grietas.

Había una vez un pobre cántaro de barro lleno de grietas. Los demás cántaros se burlaban de el.  Pronto te tirarán, no sirves para transportar agua le decían, siempre pierdes por el camino la mitad le repetían.

Lo curioso es que su dueño nunca se quejaba de sus grietas ni de que perdiera el agua por el camino, al contrario, siempre que se disponía a bajar al estanque del pueblo por agua llevaba dos cántaros al hombro, y siempre recurría a nuestro pobre cántaro agrietado.

Un día, el cántaro avergonzado le preguntó a su dueño, ¿por qué me sigues utilizando si estoy roto? ¿por qué no me tiras?. El anciano lo miró con ternura, lo cogió entre sus manos y le dijo...
Querido amigo, ¿como puedo tirarte si gracias a ti tengo más abundancia en mi vida? El pobre cántaro no entendía nada. Mira, cuando vi que perdias agua por tus grietas, aproveché para plantar flores y hortalizas en tu lado del camino, gracias a ti podía regarlas diariamente sin el menor esfuerzo. Ahora tengo flores con las que adornar mi casa y rodearme de belleza, también ricas hortalizas que poner en mi plato, y no solo eso, todas las flores y hortalizas que no utilizo me sirven para hacer ofrendas a mis seres queridos e intercambios con otros vecinos. ¡Oh! ¿como podría desprenderme de ti si te debo tanto?

El cantaró no podía contener sus lágrimas, entendió la belleza de ser tal y como era y aprendió a amar sus grietas.

Nos pasamos la vida aparentando ser perfectos, intentándolo sin descanso. Mostramos solo lo mejor y ocultamos lo que consideramos no digno de amor. Pero ¡que equivocados estamos!.

Recuerda una cosa, es a través de tu vulnerabilidad que alcanzas la inocencia, a través de tu miedo que te empoderas y te atreves a enfrentarlo, y es a través de tus grietas que penetra en ti la luz.

Gracias una vez más por leerme.

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