jueves, 29 de mayo de 2014

Soberbia.

Hace algún tiempo, cuando empecé a trabajar con la sanación energética espiritual (técnica maravillosa donde las haya) me encontré con algo que no esperaba.

Como todas las técnicas y herramientas que utilizo primero las pruebo en mi y, solo si me gusta el resultado, las pongo al servicio de los demás.

Así que allí estaba yo, testando donde tenía mi "nudo energético" para poder sanarlo. Para todo el que no lo sepa, la sanación energética, consiste en testar todo el canal Sushumna (canal central del cuerpo, a lo largo del cual están distribuidas siete ruedas energeticas, en orden ascendente, también conocidas como chakras). Se testa con péndulo, test kinesiológico o la misma intuición. Yo utilizo el test.

Después se comprueba si el paciente tiene los sintomas de la rueda energética bloqueada y se le indica el vicio que debe trabajar y limpiar y la virtud que necesita desarrollar y pulir para poder sanar el chakra, y con el, los síntomas. Las herramientas para la sanación van desde la P.N.L hasta la terapia floral pasando por muchas otras dependiendo de la persona.

Bueno, continuo....
Resulta que mi nudo energético estaba donde menos lo esperaba, no era el único, tenia tres, pero ese me pillo por sorpresa.

Mi nudo estaba en la Soberbia-Humildad, y me quedé de piedra. Yo siempre me he considerado una persona humilde, siempre he admirado a la gente humilde y jamás me he creído superior a nadie...jamás. Me quedé decepcionada creyendo que me había equivocado con mis testajes, inocente de mi. Mis testajes estaban correctos y pronto lo comprobaria.

Días más tarde, mientras pensaba en personas que conocía, me ví comparando el grado de espiritualidad de unos y otros, así como si yo tuviera algún tipo de termostato o metro espiritual con el que medir esas cosas inmedibles y, por supuesto, yo por mi sensibilidad, bondad y ansias por aprender siempre quedaba por encima de ellos.

De repente lo ví claro-cristalino, me quedé sentada y petrificada dándome cuenta de la pequeñez de mi acto, de lo grande que resultaba ser mi soberbia y lo pequeña que era mi humildad.

Se trataba de la peor soberbia posible, la más dañina, la más profunda, la espiritual.

¿Quienes somos nosotros para determinar si es correcto o no el sendero que otra persona recorre en su búsqueda espiritual?

¿Quienes para medirlo, aprobarlo o desaprobarlo?

¿Es posible medir el ego? ¿Que es el ego? ¿Como se manifiesta? ¿Tú nunca lo sacas a pasear? ¿Nunca le cedes tu poder y, puedes por ello, reclamarle al otro?

¿Acaso no puede una persona en un segundo conseguir el grado de iluminación que a ti te ha costado años de clases de meditación conseguir?

¿A caso no puede otro ser llevar su crecimiento en silencio, sin que tu te enteres, pasando desapercibido y solo mostrando su lado mundano para no incomodar?

¿Quienes somos para ponerlo en duda?
En todo caso.....¿quien soy yo para medir, comparar, dudar o juzgar?
Nadie, absolutamente nadie.

Allí estaba mi soberbia, mi nudo, mi obstáculo a sanar....

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